VANG #2. Tradición y vanguardia en la música japonesa

Jueves, 21 de noviembre (20h)

Tadashi Tajima, shakuhachi

Tosiya Suzuki, flautas de pico

PROGRAMA

Kokū 

Anónimo (tradicional japonés)

shakuhachi 

Ricercata Prima (1585)

Giovanni Bassano (1561-1617)

flauta de pico

Sen 1b (1984/2000 versión para flauta de pico)

Toshio Hosokawa (1955-)

flauta de pico

Une même eau, un même feu, un même desert V (2019)

Masamichi Kinoshit a (1969-)

flauta de pico y shakuhachi

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Shika no Tône 

Anónimo (tradicional japonés)

versión para shakuhachi y flauta de pico

Mei (1962, versión para shakuhachi)

Kazuo Fukushima (1930-)

shakuhachi

Synchronie (1986/2014) 

Yoshihisa Taira (1937 – 2005 )

versión para flauta de pico y shakuhachi 

 

Tradición y vanguardia en la música japonesa

El concepto de dualidad, como si de un ying y un yang sonoros se tratara, configura el ADN estético de la propuesta de concierto que plantean Tosiya Suzuki (flautas de pico) y Tadashi Tajima (shakuhachi) dedicada a la música japonesa y que abarca casi mil años de historia. En este sentido, dos son las formas de diálogo que nos cuestionan Suzuki y Tajima como escuchantes. Por una parte, el diálogo temporal entre pasado y presente; la tradición de la que surgen dos instrumentos de viento-madera como son el shakuhachi y la flauta de pico y la contemporaneidad de los compositores japoneses de los siglos XX y XXI. Por otra parte, se nos plantea una conversación entre dos espacios aparentemente antagónicos: la cultura japonesa y la occidental, con sus formas divergentes de entender el sonido, el tiempo y el silencio, así como desde la propia materia prima de este concierto, un diálogo entre el shakuhachi (oriente) y la flauta de pico (occidente).

 

El pensamiento budista procedente de China y Corea introducido en Japón en el Siglo IV se encuentra en el origen de la práctica del shakuhachi: un tubo de bambú seco de unos 54 cm de extensión con cinco agujeros, cuatro en la parte delantera y uno en la trasera.  Una de las sectas más importantes que se originaron en el Japón de entonces fue la secta Fuke formada por los monjes komusō. Estos desarrollaron una forma de meditación llamada Sui Zen (Zen soplado) basada en soplar el shakuhachi y meditar durante largos períodos de tiempo. En 1871, la secta Fuke fue prohibida por razones políticas y el repertorio de piezas  para shakuhachi transmitidas de forma oral a lo largo de los años recibió el nombre de Honkyoku.

Kokū (Cielo vacío) es una de la tres piezas más antiguas conocidas escritas para shakuhachi dentro del repertorio Honkyoku junto con Mukaji y Kyorei. A pesar de no conocer con exactitud su origen, hoy día la teoría que más peso tiene atribuye su composición a Kyochiku, monje Zen fundador del templo Myoan en Kyoto en el Siglo XIII. Según la leyenda, Kyochiku, quedó dormido mientras meditaba con el shakuhachi y al despertarse transcribió los sonidos que había soñado dando lugar a estas tres conocidas piezas. Kokū es una extensa meditación, que gira entorno a seis notas plagadas de microvariaciones tímbricas, y representa la reverberación de un sonido extraño y lejano sobre un cielo despejado; un aliento sonoro que se pierde con el viento. 

Kokū – Tajima Tadashi (shakuhachi)

Diversas imágenes se han creado a lo largo de la historia para describir el paisaje sonoro que se crea en otra de las 36 piezas pertenecientes al Koten Honkyoku Shika no Tônesonido de ciervo que regresa – . La principal es la que se refiere a un romance entre dos ciervos que se persiguen y se llaman en secreto desde lugares lejanos a finales de otoño. De esta forma, los dos shakuhachis recrean a estos dos ciervos a través de sonidos distantes que se mecen con el viento y resuenan tristemente sobre el valle. Tadashi Tajima y Tosiya Suzuki nos proponen en esta ocasión una versión para shakuhachi y flauta de pico.

Shika no Tône – Tajima Tadashi (shakuhachi)

Viajamos en el tiempo y en el espacio hacia la Venecia del Siglo XVI para visitar a Giovanni Bassano (ca.1558-1617), uno de los compositores venecianos más destacados de este período al igual que un aclamado intérprete de corneta renacentista. Entre sus obras destaca su libro Ricercate, passagi et cadentia publicado en 1585 en el que despliega un vasto arsenal de recursos contrapuntísticos, alguno de ellos realmente avanzados a su época como es la utilización de motivos retrogradados y la inversión de los mismos, o lo que es igual, el desarrollo de un continuo juego de espejos sonoros a partir de un pequeño conjunto de notas. 

Cada una de las ocho ricercatas que encontramos en el libro está escrita en una tonalidad diferente, aunque todas siguen una misma estructura: una melodía simple abre cada una de las piezas desplegando la tríada que configura la tonalidad, para posteriormente a través de diversas técnicas compositivas, hacerse cada vez más compleja. Finalmente, tras un reposo cadencial retoma la melodía de inicio con ligeras variaciones. 

 

De vuelta a Japón, pero ya en el Siglo XX, nos encontramos con un grupo de compositores entre los que destacan Toru Takemitsu (1930-1996), Kazuo Fukushima (1930-) y Yoshihisa Taira (1937-2005) que, tras viajar a occidente en los años cincuenta para formarse con los mejores compositores europeos del momento, absorben las técnicas compositivas de la música clásica occidental a fin de combinarlas con elementos sonoros y discursivos de la música tradicional japonesa. Un gran ejemplo de ello son las dos obras de Fukushima y Taira que nos presentan Tosiya Suzuki y Tadashi Tajima en este concierto. 

Mei (1962) como explica el propio Kazuo Fukushima, significa “oscuro”, “lejano”, “profundo” así como “más allá” o “mundo de los muertos”. La obra, encargo del flautista Severino Gazzelloni, está dedicada al fundador de los Cursos para la Nueva Música de Darmstadt Wolfgang Steinecke, fallecido ese mismo año y persona muy allegada a Fukushima. En Mei, como si de un acto de plegaria hacia el difunto se tratara, la flauta – el shakuhachi en este concierto – está destinada a crear un vínculo sonoro entre dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, o lo que es lo mismo, entre el sonido y el silencio. 

Mei – Kazuo Fukushima

 

«¿Qué es la música?  Quizás sea el canto instintivo interior de una plegaria que me permite ser”

Yoshihisa Taira

Al igual que Fukushima, la flauta constituye un instrumento fundamental en el repertorio de Yoshihisa Taira como herramienta para reivindicar el canto y la emoción, así como forma de conexión con la naturaleza. En Synchronie (1986), escrita originalmente para dos flautas traveseras, Taira establece un diálogo entre ambos instrumentos partiendo de dos materiales sonoros claramente diferenciados: un compendio de escalas rápidas, cromáticas y laberínticas es contrapuesto a una serie de tenutos sonoros de carácter tranquilo y meditativo. Con ello, parece como si Taira quisiera viajar constantemente a lo largo de la pieza del frenético y ruidoso mundo occidental hacia la meditación Zen propia de la música tradicional japonesa escrita para shakuhachi. 

SynchronieYoshihisa Taira

El pensamiento tradicional japonés basado en el budismo Zen inunda la música del compositor Toshio Hosokawa (1955-). Desde este punto de vista, sonido, tiempo y silencio se constituyen como una especie de Santísima Trinidad en su corpus creativo. Hosokawa entiende el tiempo como una forma de respiración circular que contiene la vida y la muerte. El sonido – trazo caligráfico que habita el papel en blanco – corta esta línea de tiempo horizontal situándonos en un espacio de escucha vertical. El sonido, al igual que la respiración, nace del silencio y muere en el silencio: no existe nada antes y después del sonido más que el silencio. 

La serie de piezas Sen – línea en japonés – representan este trabajo de caligrafía en el que sonido y silencio dialogan y se enfrentan constantemente. Por otra parte, la poética sonora de Hosokawa, su forma de sonar o lo que la cultura japonesa denomina sawari, reside en la escucha de la naturaleza salvaje. Por ello, ese bosque sonoro de bambú y viento que representa el shakuhachi, sirve a Hosokawa como principal fuente de inspiración a la hora de trasladar algunas técnicas interpretativas propias del instrumento japonés a la flauta travesera. Sen Ib es una transcripción para flauta de pico realizada por el propio compositor en el año 2000. 

Sen I Toshio Hosokawa

 

L’au-delà de la vie rejoint l’au-delà de la mort : une même eau, un même feu, un même désert. 

Edmond Jabès, Le livre des questions

Une même eau, un même feu, un même desert V compuesta para shakuhachi y flauta de pico en 2019 por Masamichi Kinoshita (1969-) supone un magnífico resumen de las ideas expuestas a lo largo de este concierto. Inspirada en un poema extraído de Le Livre des questions del poeta judío nacido en Egipto Edmond Jabès, la pieza presenta un discurso musical basado en el concepto de dualidad. Dos son  los instrumentos, al igual que dos son los materiales sonoros que dialogan a lo largo de toda la pieza: uno estático que representa una temporalidad horizontal y uno dinámico – casi violento – que interrumpe esta línea de tiempo. Esto, permite a Kinoshita generar dos realidades sonoras que dividen el espacio y el tiempo, tal gota de agua y llama de fuego que se encuentran en un mismo desierto. 

Texto: Jose Pablo Polo

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