VANG #4. Ricardo Descalzo.

Jueves, 23 de enero. 20h.

Ricardo Descalzo, piano

  • PROGRAMA

František Chaloupka (1981)

The book of sand (2011)

Michelle Agnes Magalhaes (1979)

Mobile (2012)    

Michael Cutting (1987)

Inner (2019)

Adrian Mocanu (1989)

Ecos en una cuerda (2018)

Manuel Rodríguez Valenzuela (1980)

Le piano englouti (2015)

Arshia Samsaminia (1989)

Gravity II  (2018)

Gustavo Díaz Jerez (1970)

Metaludios (selección)

 Étude pour les unissons (2015)

Nonlinear recurrences (2017)

Stribog (2019)

En una historia de los instrumentos musicales habitada por monarcas y plebeyos nadie duda que el piano es el  instrumento rey. Los motivos de este no casual entronamiento los encontramos en el siglo XVIII como consecuencia de la consolidación tanto del sistema tonal: organización jerárquica de las alturas en función de las relaciones de consonancia y disonancia, como del temperamento igual: la división de la octava en 12 semitonos iguales. La aparición del piano, o mejor dicho, su antecedente el fortepiano,  va unida a estos dos procesos, vitales en la historia de la música para entender un lenguaje sonoro basado en la verticalidad de los sonidos, es decir, la armonía,  y en los múltiples juegos formales que permiten las relaciones tonales. De esta forma, el piano, por su amplio registro y versatilidad armónica,  se convierte en el medio de expresión ideal de un lenguaje que será imperante en Europa durante los siglos XVIII y XIX.

La crisis de la tonalidad a comienzos del convulso siglo XX, así como la influencia de músicas no occidentales que cuestionan la hegemonía del temperamento igual, supuso un cambio de paradigma en la creación musical. El concepto de altura, al igual que el de figura en la pintura, se diluye hacia la abstracción; un amplio abanico de nuevas sonoridades se despliega durante todo el siglo pasado como un arcoiris infinito que llega hasta nuestros oídos actuales. En este sentido, las 88 teclas del piano supusieron un límite para una serie de compositores que en su afán por abrir nuevos caminos expresivos convirtieron el interior del piano en su particular centro de exploraciones. Compositores como Ravel, Satie, Villa-Lobos, tímidamente, y Henry Cowell, John Cage o George Crumb, de manera habitual,  se convirtieron en los artífices de una nueva técnica pianística que, sin renunciar al piano del pasado, construyeron el piano del futuro. Este futuro, que hoy es presente, es el que propone el pianista Ricardo Descalzo en este programa en el que brillantemente aúna la obras de siete compositores y compositoras escritas en los últimos diez años y que supone siete miradas plurales sobre el instrumento.

František Chaloupka (1981) 

The book of sand (2011)

Inspirada en el mudo creativo que propone Jorge Luis Borges en su colección de relatos de 1975 El libro de arena, el compositor checo František Chaloupka elabora un discurso sonoro, que al igual que la obra del escritor argentino, se encuentra plagado de fragmentaciones, mundos mezclados y realidades paralelas desenfocadas. Como si de un puzzle sonoro se tratara, Chaloupka crea una obra para piano y conjunto instrumental dividida en cinco partes en las que tanto lo que suena como cuándo suena responde a principios aleatorios.  Para esta ocasión, Ricardo Descalzo realizará una versión para piano y sonidos de piano pregrabados que el mismo interpreta en directo a través de un sampler. 

 

 

Michelle Agnes Magalhaes (1979) 

Mobile (2012)

Mobile, para piano reparado, de la compositora brasileña Michelle Agnes Magalhaes, es un homenaje a John Cage, en especial a sus Sonatas XIV-XV inspiradas en la escultura Gemini del artista americano Richard Lippold. Magalhaes convierte el piano a través de su preparación (tuercas, blue-tack, piezas de madera, imanes cilíndricos de neodimio) en una gran escultura de metal o autómata sonoro, lo cual, le permite crear una obra formada por secciones contrastantes diferenciadas por los materiales sonoros empleados. 

 

 

Michael Cutting (1987)  

Inner (2019)

La música del compositor británico Michael Cutting se caracteriza por el trabajo con dispositivos lo-fi y sus múltiples combinaciones con instrumentos acústicos. Inner para piano y magnetófono de cinta abierta es un claro ejemplo de ello. A través de la grabación, reproducción y transformación de los sonidos del piano grabados en directo, Cutting genera un paisaje sonoro intimista y sugerente repleto de ecos: un cristal sonoro empañado por el que visualizamos un mundo que nunca fue.

 

 

Adrian Mocanu (1989)

Ecos en una cuerda (2018)

Precisamente los ecos son los protagonistas de la obra del compositor ucraniano Adrian Mocanu. Su obra Ecos de una cuerda está basada en las múltiples posibilidades tímbricas que surgen de la nota re a través de la interpretación de esta nota en diferentes registros así como por la amplia paleta de recursos desplegados en diferentes partes del instrumento: armónicos sobre una cuerda, pinzamientos de las cuerdas, el sonido resonante del pedal o el empleo de cerdas de violín frotadas sobre las cuerdas a diferentes ángulos y velocidades. De esta forma, Mocanu convierte el piano en un amplio prisma sonoro multicolor atravesado por una luz blanca de nombre re. 

 

Manuel Rodríguez Valenzuela (1980)

Le piano englouti (2015)

Una relectura del pasado es la que nos propone Manuel Rodriguez Valenzuela en su obra Le piano englouti basada en el preludio para piano La Cathédrale engloutie compuesto por Claude Debussy en 1910. La obra está enmarcada en su principio y en su final por la obra original del compositor francés de forma casi literal. Es en la parte central en la que Rodríguez Valenzuela sumerge el piano en la profundidad del mar a través del uso de la electrónica y la transformación del sonido del instrumento con dos pedales de guitarra eléctrica: whammy y reverb. A lo largo de la pieza, y de manera gradual, el piano resurge de las profundidades marítimas para finalmente caminar de nuevo al compás de la obra de Debussy. 

 

 

Arshia Samsaminia (1989) 

Gravity II  (2018)

La sensación de gravitación que surge de la estrecha relación entre el intérprete y su instrumento está en el punto de partida de la obra Gravity II del compositor iraní Arshia Samsaminia. La obra, en gran medida una transcripción de su homónima Gravity I (2014) para guitarra eléctrica preparada, basa su discurso, al igual que esta, en el empleo de diversas técnicas extendidas en combinación con el uso de la electrónica. Samsaminia consigue generar una suerte de macroinstrumento en el que el imaginario tímbrico propio de la escritura pianística clásica se diluye para dar paso a un instrumento del futuro. 

 

 

Gustavo Díaz Jerez (1970)   

Metaludios (selección)

Si bien durante el siglo XIX la figura del compositor-pianista era algo habitual en las salas de concierto (Schumman, Chopin, Liszt…) durante el siglo XX y XXI este binomio unipersonal fue poco a poco desapareciendo quedando en la actualidad pocos compositores que en su día a día desarrollen una carrera concertística. Una de estas excepciones es el compositor canario Gustavo Díaz Jerez, que desde un amplio conocimiento del instrumento ha desarrollado un lenguaje que trasciende la tradición pianística, sin negarla, desarrollando nuevos territorios sonoros. Una gran muestra de ello es la serie de piezas breves para piano Metaludios, formada en la actualidad por cuatro libros de seis piezas cada uno en las que explora las diferentes posibilidades sonoras del piano además de apoyarse, en la mayoría de los casos, en principios científicos y matemáticos aplicados a la composición musical. Así nos describe el compositor las selección de Metaludios que el pianista Ricardo Descalzo interpretará en el presente concierto:

Étude pour les unissons (2015)

A lo largo de la historia de la literatura para piano, se han escrito muchos estudios para todos los intervalos, pero desde mi conocimiento, nunca se ha compuesto uno para los unísonos. La única forma de obtener un unísono en el piano es a través de técnicas extendidas en el cordaje. Las posibilidades son numerosas: tocar el teclado combinado con pizzicato en la cuerda, armónicos combinados con pizzicato o teclado, doble pizzicato en diferentes partes de la cuerda (con el consiguiente cambio de timbre), pizzicato con la uña o la yema del dedo, sonidos apagados, etc. Todas estas combinaciones se explotan en este Metaludio, dotándolo de una gran riqueza de timbres. Está dedicado al pianista Manuel Escalante.

Nonlinear recurrences (2017)

Toma su título de secuencias en las que la relación de los términos sucesivos es una función no lineal de los términos anteriores. El material musical se obtiene mapeando la secuencia Q de Hofstadter, uno de los ejemplos paradigmáticos de recurrencias no lineales. Es el tercer Metaludio de la colección que requiere electrónica pregrabada. En este caso se emplea un piano sampleado afinado de la manera habitual (12-ET) y otro en la escala de Bohlen-Pierce (13-ET). También presenta sonidos generados a partir de la síntesis aditiva masiva de una imagen fractal. Este Metaludio también requiere el uso de un imán de neodimio en las cuerdas para lograr nuevos sonidos. El dedicado es el compositor Rubens Askenar.

Stribog (2019)

Este metaludio está inspirado en el dios eslavo de los vientos y las tormentas. Stribog es también la cadenza de mi concierto para piano Guanapay, dedicado a mi amigo Ricardo Descalzo. Debe interpretarse con guantes en ambas manos, ya que requiere ejecutar clusters en glissandi durante toda la pieza. Estos glissandi son evocaciones metafóricas del viento, pero también de la lava que fluye. El materia musical, como en la mayoría de mi trabajo, está modelado a partir de estructuras matemáticas, en este caso a partir del número Pi: un número omnipresente y misterioso.

 

Texto: Jose Pablo Polo

 

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.